martes, 20 de abril de 2010

En la tercera edad también se disfruta de la sexualidad


La Organización Mundial de la Salud define sexualidad como un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. Es una parte importante y siempre posible entre el hombre y la mujer, que en la vejez debe continuar siendo una fuente de placer. El proceso de envejecimiento es, sin duda alguna, una etapa por la cual todos los seres humanos tendremos que pasar, sin embargo, también es cierto que no todas las personas la transitarán con satisfacción.
En el abordaje de la sexualidad en la tercera edad persisten falsas creencias que tienden a rechazar, burlarse o, en el mejor de los casos, ignorar la existencia de actividad sexual en las personas mayores de 65 años.
Para Herman Bandez, Orientador en Conducta, estas falsas creencias o errores de conceptos sobre la sexualidad en la tercera edad se deben en primer lugar, a razones tipo sociocultural, que establece una incorrecta asociación entre sexualidad y reproducción y, por tanto, el adulto mayor no tiene por qué practicarla. En segundo lugar, la existencia del prejuicio "viejo", término con el que se denomina al adulto mayor y que se equipara a "estar enfermo", es tan fuerte que se aloja en los destinatarios del mismo como ideas fuertemente arraigadas, que luego determina su comportamiento erróneo.
Paralelo a este contexto están los cambios fisiológicos que se inician lentamente entre los 30 y 40 años, para progresivamente, ir haciéndose más evidente a medida que se avanza en edad. A partir de los 60 años las manifestaciones suelen ser bastante claras.
Señalo Bandez, que tanto el hombre como la mujer se encuentran con estos cambios fisiológicos que afectan su respuesta sexual. Se puede observar: retraso en la excitación, con mayor necesidad de estimulación genital. Disminución de la rigidez peneana y de la lubricación vaginal.
Pérdida de la sensación de la inevitabilidad eyaculatoria. El periodo refractario se alarga, es decir, el tiempo entre una eyaculación y la siguiente erección se prolonga. También los factores médicos como fármacos que pueden causar disfunción eréctil o disminución de la libido. Al igual que enfermedades como diabetes mellitas o hipertensión arterial. Disminución en la movilidad por artritis o secuela de enfermedad cerebrovascular. Incontinencia. Depresión, que puede llevar a pérdida de interés en el sexo. Y por último factores psicosociales: no tener pareja, pérdida de privacidad, condición social, desempleo, jubilación y viudez.
Mantener vigente la sexualidad a lo largo de toda la vida, es posible y sano, e implica afecto, compañía, contacto físico, buenas relaciones con los demás, alegría de vivir y autoafirmación. Querer y ser querido, y sentirse seguro de este sistema de relaciones afectivas, es lo más importante.
El sexo después de los 60 años de edad puede ser tan placentero como a los 20 años; sin embargo, los mitos sobre las parejas de la tercera edad suelen empañar el ejercicio sano de la función sexual.

Fuente consultada
Herman Bandez
Orientador en conducta
hermanybandez@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario