lunes, 2 de agosto de 2010

CON DISCAPACIDAD HAY SEXUALIDAD


Somos conscientes de lo difícil que le resulta a nuestra cultura y a nuestra sociedad abordar el tema de la sexualidad humana en general, por la carga afectiva llena de prejuicios y tabúes. Aún más difícil resulta cuando se trata de la sexualidad de una persona con una discapacidad. Para ello es necesario contemplar las diferentes dimensiones de la sexualidad humana: biológica, conductual, cultural, psicoafectiva, psicosocial y considerar que una manera positiva de vivirla como ser sexuado va hacer la base de una buena salud y calidad de vida. Y es que, como veremos a continuación, algunos autores definen a las personas con discapacidad a aquellos que teniendo el potencial adecuado, no realizan con independencia las distintas actividades que surgen de las necesidades humanas. Podríamos agregar que de alguna u otra forma todos presentamos diferentes discapacidades, algunas manifiestas, otras menos relevantes o que no nos colocan en una situación de minusvalía. A su vez las personas que presentan una discapacidad pueden presentar capacidades sexuales similares a las personas no discapacitadas. Entonces, ¿Si uno tiene alguna discapacidad física deja de tener sexualidad? Por supuesto que no. Aunque a veces creemos las personas que tienen parálisis cerebral, paraplejía, hemiplejía, ceguera o padecimientos similares, no se interesan por la actividad sexual. Pero una situación no afecta a la otra. Es decir, el hecho de que una persona tenga dificultades en ciertas áreas no implica que no tenga intereses y necesidades sexuales. Muchas veces pensamos esto basados en la idea de que para amar y ser atractivo para otra persona hay que ser joven, bonito y no tener ninguna discapacidad, además de cumplir con ciertos patrones sociales. Al mismo tiempo, hay una serie de mitos que refuerzan esta creencia. Solemos pensar que las personas con discapacidad son asexuales; que su incapacidad física tiene implícita una incapacidad sexual y que son personas completamente dependientes, que necesitan protección especial.
Pero hay un mito que se aplica a la sexualidad de cualquier persona que creo que es el que más peso tiene, y es pensar que para que la sexualidad sea plena, todo esta basado en los genitales, es decir, culminar con coito los encuentros sexuales. Y entonces nos enfocamos en eso, menospreciando otros tipos de manifestaciones de afecto y caricias sexuales que son satisfactorias en sí mismas. El simple contacto físico, los besos, las caricias, la cercanía, la ternura y la intimidad pueden ser mucho más importantes que el coito en sí mismo y centramos en él nos impide disfrutarlos.
La principal zona erógena en el varón y hembra es la piel y el principal órgano sexual es el cerebro, así que mientras tengamos zonas de la piel sensibles y/o nuestro cerebro reciba estímulos sexuales (visuales, auditivos, táctiles, olfativos o producto de la imaginación) podemos seguir teniendo sensaciones y respuesta sexuales.
Muchos hombres con discapacidad siguen siendo capaces de tener una erección, algunos eyaculan e incluso son capaces de procrear. Entre las mujeres, en muchos casos sigue existiendo lubricación vaginal, siguen menstruando y también pueden tener hijos. Pero lo más importante es que todos ellos necesitan contacto físico, afecto, aceptación y son capaces de amar y ser amados así como de dar y recibir placer sexual.

Fuente consultada
Sexualidad Humana
25 años, 25 autores Sociedad Venezolana de Sexología Médica
www.pasoapaso.com.ve
www.aktiva-mx.com

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