sábado, 9 de abril de 2011

Cómo hablar de sexualidad con nuestros hijos adolescentes


Hablar de sexualidad no es hablar de sexo. Es hablar del estilo de vida de una persona, según el sexo al que pertenece. Para algunos padres hablar de la sexualidad con los hijos/as, muchas veces resulta incómodo, sin embargo proporcionarles la información correcta sobre el tema es la mejor manera de ayudarlos. En este artículo te ofrecemos algunas ideas y consejos que pueden ayudarte a conversar sobre tema.
La sexualidad nos acompaña desde el nacimiento y tiene un papel esencial en el proceso de desarrollo de las personas y, por tanto es fundamental para el varón y como la hembra, tanto en la infancia como en la adolescencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1975, definió la sexualidad de las personas como “una energía que nos impulsa a buscar afecto, contacto, placer, ternura e intimidad. La sexualidad influye en nuestros pensamientos, sentimientos, acciones e interacciones y, por tanto está relacionada con nuestra salud física y mental”.
Los niños y niñas crecen y se preguntan sobre los cambios y sensaciones que experimenta su cuerpo, los sentimientos hacia otras personas y las diferentes formas de expresión de la sexualidad. Pero a veces, padres y madres no saben cómo actuar ni qué decir por miedo o por desconocimiento del tema, y entonces es frecuente dejar de lado este tema confiando en que los adolescentes lo resuelvan por sí mismos o, en el mejor de los casos, con los amigos.
Algunas creencias erróneas sobre la sexualidad y la información sexual de los adolescentes
Lo aprenden solos. Falso. Es verdad que la mayoría de nosotros hemos aprendido solos, pero también es verdad que la mayoría hemos aprendido poco y mal. Hoy en día, igual que antes, la información sexual de que disponen los adolescentes la obtienen principalmente de sus iguales, por lo que nadie puede garantizar que esta información sea correcta, veraz o adecuada si no es contrastada con otras informaciones facilitadas por los padres o en la escuela.
Se lo enseñan en la escuela. Depende. No todas las instituciones educativas desarrollan programas de educación sexual. Además, en caso de que así fuera, el hecho de que la escuela aborde estos temas no significa que los padres puedan despreocuparse. De hecho, sólo una tarea conjunta por parte de padres y escuela garantiza un proceso de formación adecuado en ésta y en otras áreas.
La educación sexual incita a la práctica sexual. Falso. La educación sexual fomenta la responsabilidad y la adecuada toma de decisiones. Es más, la educación sexual evita que los adolescentes vivan su sexualidad con angustia o condicionados por informaciones erróneas, o con la idea de que todo lo que está relacionado con el sexo es potencialmente peligroso. Lo que de verdad es peligroso es la ignorancia y el miedo.
Todavía son unos niños. Depende. La educación sexual debe llevarse a cabo de manera adecuada a cada edad pero desde la infancia. Es un error muy común pensar que la educación sexual debe dirigirse sólo a los adolescentes. En todo caso, lo que conviene conocer es que en cada momento del desarrollo los temas de interés serán diferentes: quizás en la infancia estarán más centrados en conocer aspectos relacionados con el propio origen, en la pubertad con los cambios corporales y en la adolescencia con una gran variedad de aspectos especialmente relacionados con las propias emociones y comportamientos.
Pero no todas las dificultades provienen de concepciones erróneas, en algunos casos existen obstáculos de otro tipo que dificultan a los padres el abordaje de estos temas.
Otras dificultades
Miedo a no saber responder las preguntas. Está bastante extendida la idea de que la educación sexual de los adolescentes consiste simplemente en contestar sus interrogantes, lo que obliga en principio a padres y madres a tener un amplio bagaje de conocimientos sobre este tema. Nada más falso. En realidad lo que quieren los adolescentes sobre estos temas es poder hablar, conocer lo que pensamos, cómo enfocamos determinadas situaciones, que les ayudemos a situar los límites, etc. Lo que más interesa a la mayoría de los adolescentes sobre la sexualidad está ligado a las emociones y los sentimientos y sólo después, a la información más o menos específica.
No saber cómo enfocar la conversación. Muchos padres no saben abordar estos temas sin que se convierta en una especie de asalto directo, que intuyen que el adolescente evitará, posiblemente porque no haya una experiencia anterior de diálogo sobre estos temas. Puede darse incluso la circunstancia de que del lado del adolescente esté pasando exactamente lo mismo, es decir, que exista el deseo de abordar estos temas, pero que no sepa cómo ni por dónde empezar.
Sentimiento de vergüenza. A veces padres y madres evitan estos temas porque creen que los hijos les preguntarán sobre cuestiones de tipo personal. La intimidad de los padres, en tanto que pareja, no debe pertenecer más que a ellos y así se debe comunicar a los hijos si estos intentan adentrarse en este territorio. Ello no impide que se puedan comentar algunos aspectos generales de su relación, pero sin entrar en detalles que sólo pertenecen al ámbito de lo personal.
¿Quién debe responder a esas preguntas?
Los expertos coinciden en que los padres son fundamentales para proporcionar la educación sexual básica que ayude a sus hijos a entender la sexualidad de una manera positiva, saludable y responsable. Los jóvenes también desean encontrar comprensión e información en un entorno familiar.
¿De qué y cuándo hablar con nuestros hijos sobre sexualidad?
Es probable que te preguntes qué información y cuánta debes compartir. Aunque no existe una “receta” infalible, esta información deberá estar en función de su edad, tus propios valores y el grado de madurez de tus hijos para comprenderte.
¿Cuál es el mejor momento para hablarles del tema?
Yo creo que no debemos esperar que nuestros hijos lleguen a la pre adolescencia para hablarles de sexualidad. Lo que pasa es que muchas veces los propios padres no están suficientemente preparados para tratar este tema con sus hijos. La educación sexual se debe iniciar desde el momento que nace el niño y así como le enseñamos normas de conducta, a vestirse y a comer, de la misma forma se le deben enseñar las cosas relacionadas a la sexualidad.
¿Estas situaciones les pueden crear algún tipo de problema?
No necesariamente, pero sí les crean más curiosidad y buscan la manera de satisfacerla. Porque un muchacho a los once o los doce años empieza a sentir cuando tiene una erección y la agradable sensación que esto le provoca. Si nadie le habla de esto, el muchacho puede empezar a desarrollar conductas personales inhibidas.
A corto o mediano plazo, los más beneficiados con un tipo de conversación abierta y sincera, serán nuestros hijos/as, pues esto les servirá para no sorprenderse cuando escuchen en la calle alguna expresión relacionada a la sexualidad

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