sábado, 5 de marzo de 2011

Masturbación entre mito y placer


Conocer nuestro cuerpo para saber qué gusta y qué desagrada, dónde hacerlo, a qué velocidad y de qué manera es una forma sutil y privada para descubrir que nos puede generar placer.
Una manera de conocernos es a través del autoejercicio de la función sexual, que no es más que la autoestimulación y estimulación de los órganos sexuales y demás zonas erógenas, hasta eventualmente alcanzar un orgasmo, de forma solitaria o compartida, con la utilización o no de objetos, fantasías o juguetes sexuales. Es practicada por ambos sexos como expresión de alternativa sexual a lo largo de toda su vida. Conocida también como masturbación y que socialmente aún no se habla por los mitos que la rodean.
Antes se pensaba que causaba daños físicos y mentales se la culpaba de melancolía, histeria, ceguera, pero luego de las investigaciones efectuadas por el sexólogo estadounidense Alfred Kinsey, se evidenció que era una práctica muy común 9 de cada 10 varones y 6 de cada 10 mujeres admitieron haberlo hecho alguna vez.
Tanto el varón como la hembra pueden realizar el autoejercicio de la función sexual, no hay una edad determinada de inicio o de culminación, esta práctica puede estar presente desde la infancia como exploración física y abarca todo el ciclo de vida hasta en el adulto mayor como forma placentera de autosatisfacción o satisfacción sexual, a solas o con la pareja.
No todo el mundo se complace igual, ni existe una regla de cómo realizar el autoejercicio de la función sexual, los hombres se frotan el pene de distintas formas con la mano completa, con un par de dedos, se frotan contra el colchón o la almohada, se acarician el cuerpo, se tocan el ano, se untan cremas en el cuerpo; simultáneamente pueden observar fotografías o películas. Las mujeres suelen rozar sus genitales contra la cama, se tocan el clítoris y los labios menores, introducen sus dedos o un objeto en la vagina.
Para el médico sexólogo, Edison Pazmiño, las mujeres con dificultad para fantasear, o que son poco creativas en los encuentros con su pareja, pasivas y rutinarias, tienen baja calidad y poco número de orgasmos. En cambio, las mujeres que se erotizan con más facilidad, que tienen fantasías, que reconocen cada parte de su cuerpo, pueden logra varios orgasmos, y una forma de ampliar su repertorio erótico es conociendo su cuerpo a través del autoejercicio de la función sexual.
En año 2003, en un estudio realizado por un equipo de investigación australiano, dirigido por Graham Giles de The Cancer Council publicó que la masturbación frecuente en los hombres puede ayudar a prevenir el desarrollo del cáncer de próstata y que puede ser más efectivo que la eyaculación mediante coito.
Nos comenta el especialista, Pazmiño son muchos los beneficios que pueden tener la hembra o el varón con el autoejercicio de la función sexual, desde conocerse hasta libera tensión, como analgésico, es seguro y no hay riesgo de embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual.
Se considera que el autoejercicio de la función sexual desempeña un papel esencial en la evolución del sistema de respuesta sexual de los seres humanos durante la infancia, la niñez y la adolescencia, posteriormente, como una forma más de experiencias sexual necesaria, estimulante y beneficiosa para los adultos.

Fuente consultada: Dr. Edison Pazmiño, Médico Sexólogo
Email: tusexologomedico@gmail.com

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